En la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) celebran su autonomía con gritos de “Fuera Sosa”, mientras a su vez Gerardo Sosa Castelán, líder de “La Sosa Nostra”, relacionada con Adán Augusto López, encabeza la procesión académica.
Los ecos de protesta se mezclan con el cerco institucional. Durante las recientes celebraciones del 3 de octubre, consignas como “Fuera Sosa” aparecieron brevemente fuera de Prepa 3, pero fueron rápidamente cubiertas con pintura blanca. Una acción que refleja el temor o la urgencia de silenciar críticas hacia el fundador del Grupo Universidad, exrector, exdiputado y exprocesado por delitos como\xa0;operaciones con recursos de procedencia ilícita, peculado y defraudación fiscal.
Colectivos estudiantiles y egresados denuncian que este grupo ejerce un control persistente sobre la universidad: decisiones administrativas, nombramientos, dirección estudiantil y, dicen, hasta campañas políticas. Sosa Castelán, exrector y figura política, ha sido señalado por presuntos delitos que incluyen lavado de dinero, peculado y corrupción.
Un caso emblemático es el de Francisco Natalio Zamudio Isbaile, identificado como operador financiero del Grupo Universidad, arrestado a raíz de investigaciones que vinculan empresas fachada con movimientos de recursos entre 2011 y 2018. Sin embargo, por “falta de pruebas”, quedó libre.
Gerardo Sosa Castelán, líder de “La Sosa Nostra”, grupo que desde hace décadas controla la UAEH, estaba en arresto domiciliario, pero le concedieron una suspensión a su medida en 2024, bajo el sexenio de Andrés Manuel López Obrador. En ese mismo marco fue que su grupo se alineó con Morena y, posteriormente, se vio apoyando a Adán Augusto López como candidato de Morena por la presidencia de la República.\xa0;
El autor de la investigación titulada La Sosa Nostra, porrismo y gobierno coludidos en Hidalgo, Alfredo Rivera Flores, respalda las demandas de estudiantes del Instituto de Artes (IDA) que exigen terminar con el cacicazgo universitario.
El conflicto no es nuevo: data de muchos años atrás, pero se intensifica con cada movimiento social. Los estudiantes y egresados reclaman que la verdadera autonomía universitaria debe incluir la transparencia, el fin de la censura y el respeto a las voces críticas dentro de la comunidad académica.
