Desde el amanecer, miles de turistas inundan las calles del Pueblo Mágico de Mineral del Chico, no por sus paisajes boscosos o su historia minera, sino por una tradición de más de 150 años: la “lluvia de pétalos” en la Parroquia de la Inmaculada Concepción. Familias enteras hacen fila por horas para presenciar los segundos en que los pétalos de rosa caen desde las alturas del templo, un ritual que nació como promesa de un ingeniero minero por la salud de su hijo y que perdura como símbolo de fe y folklore.
A diferencia de años anteriores, la afluencia fue menor y el comercio se concentró en un pequeño callejón gastronómico y un pabellón artesanal, dejando las calles principales casi despejadas hasta minutos antes del evento. Pese a ello, el atrio y jardines de la iglesia se llenaron de visitantes que, con paciencia, esperaban el efímero espectáculo.
¿Por qué perdura esta tradición?
La “lluvia de pétalos” ha sobrevivido al tiempo por:
- Su misticismo: Más que un acto religioso, es un pago de promesas a la Virgen.
- Brevedad impactante: Solo unos segundos de pétalos flotando crean una experiencia única.
- Adaptabilidad: Ahora también se lanzan pétalos desde ventanas de comercios para ampliar el espectáculo.
Aunque nada tiene que ver con la Resurrección, el evento se ha vuelto sinónimo del Domingo de Pascua en la región, atrayendo incluso a quienes no son religiosos pero buscan vivir la tradición.
El aftermath Turístico: ¿vale la pena el viaje?
Tras la “lluvia”, la mayoría de los visitantes abandonan rápidamente el pueblo para evitar el tráfico en las estrechas calles. Algunos se quedan para:
- Desayunar al aire libre en los pocos puestos gastronómicos.
- Explorar atractivos naturales como los bosques o antiguas minas.
- Comprar artesanías locales (mermeladas, licores y textiles).
Sin embargo, muchos solo viajan por esos segundos mágicos, evidenciando el poder de las tradiciones, incluso las más breves.
Como los pétalos que el viento se lleva, los turistas desaparecen rápidamente, pero la esencia de esta tradición perdura. Mineral del Chico demuestra que la magia no necesita durar horas para dejar una huella imborrable.
